Trabaja cuerpo, mente y espíritu.


Escrito para Fitness por Luis Nuño 

Desde los inicios de la civilización, el hombre ha identificado la necesidad de ejercitar el cuerpo como una manera de promover y mantener la salud corporal y mental. Los griegos solían decir “Mente sana en cuerpo sano”; en Grecia, la belleza física era además de tal importancia que representaron a sus Dioses como bellos y desarrollados seres de perfil o forma humana. Todo esto vino a coronarse con el nacimiento de los Juegos Olímpicos en la misma Grecia.

Por otro lado, los chinos complementaron de manera importante los conceptos de los griegos afirmando que un cuerpo bello no es nada sin una mente sana, pero para lograr ambas cosas es importante cultivar el espíritu para luego integrar los tres elementos “cuerpo-mente-espíritu” y alcanzar la consolidación de un ser en armonía integral, es decir, una persona con un perfecto balance de sus tres naturalezas. Los chinos aprendieron de los monjes de la India las disciplinas relacionadas a la meditación y el yoga.

De una amalgama perfecta de estos conceptos, los chinos han desarrollado un arte o disciplina llamado Tai-Chi-Chuan, el cual consiste en una manera alternativa de trabajar nuestras tres entidades: cuerpo-mente-espíritu a través de este arte-disciplina.

Cuerpo:

El Tai-Chi se practica en muchos aspectos en forma contraria a los “deportes” tradicionales en los que una de sus características es la velocidad, el Tai-Chi consiste en la práctica pausada y relajada de ciertos movimientos armónicos basados la mayoría de ellos en la forma en que se mueven los animales y los elementos de la naturaleza; a diferencia de los deportes tradicionales, no se requiere de un equipo especial como sería en el caso del fútbol americano, el béisbol, el hockey, el tenis, el ciclismo, incluso la natación; cualquier ropa holgada y cómoda es suficiente. Tampoco requiere de una instalación especial o de una cancha; la playa, el parque, el patio o la sala de casa se pueden convertir en el escenario adecuado para hacer Tai-Chi.

La fuerza física y la resistencia o condición atlética son requisito para muchos deportes, el Tai-Chi lo único que pide es olvidarse de la fuerza y estar dispuesto a dejar que el cuerpo se mueva libremente sin ningún tipo de tensión; de hecho, su práctica ofrece regalos como el justo tono muscular, la regulación de la frecuencia cardiaca y las funciones digestivas y endocrinas (glandulares), promueve la práctica del consumo de agua con lo que se optimiza la hidratación de la piel y todo tipo de tejidos, los sistemas inmunológico y linfático resultan altamente beneficiados. Además genera la capacidad de desarrollar la energía interna que se usa en lugar de la fortaleza física.

Las clases de Tai-Chi van por lo general acompañadas de sencillas lecciones y consejos de nutrición y como parámetro de medición de todos estos efectos, se observa una notable mejoría en el estado de salud en general. La longevidad de los practicantes del Tai-Chi está científicamente validada.

Mente:

Muchos deportes y disciplinas requieren de un alto grado de concentración mientras que el Tai-chi nos enseña a vaciar nuestros pensamientos, principalmente aquellos que catalogamos como negativos y en su lugar aprendemos a fluir más y a pensar menos; en lo único que se piensa en forma constante en la importancia de aprender una adecuada técnica de respiración que resulta ser la mejor alternativa para aliviar, neutralizar o hasta evitar el estrés. En los deportes tradicionales se tiene por lo general un oponente, en el Tai-chi no hay oponente alguno; por el contrario, hacemos conciencia de la importancia que reviste el ponernos atención a nosotros mismos y en lugar de competir, ejercitamos la práctica consciente de la intención de ser cada vez mejores.

El trabajo mental que se desarrolla a través de esta disciplina es precisamente el enriquecimiento de la conciencia; la práctica de la meditación es parte inseparable de las lecciones; de hecho, el verdadero Tai-chi es una forma de “meditar estando en movimiento”, ésta es una de las diferencias fundamentales con la yoga.

Espíritu:

La armonía y paz interna que se genera como resultado de la práctica del Tai-chi nos promueve al uso pleno de la conciencia con la cual reconocemos la existencia de un ser o fuerza superior, comúnmente llamado “Dios” con quien se establece una profunda conexión en cada sesión de Tai-chi, esa conexión de “cada clase” se practica hasta llevarla a planos menos  generalizados y aprendemos a establecer esa conexión en cada secuencia, luego en cada movimiento, luego en cada respiración y al final se logra ver y sentir en forma clara que cada acción y cada movimiento en cada espacio y tiempo de nuestra vida no son otra cosa sino el resultado del amor de nuestro Dios que nos ofrece el privilegio de vivir en este preciso y único momento; “Aquí y ahora”. La virtud de reconocer la grandeza de Dios reflejada en el baúl de cualidades que guarda cada ser humano es un importante  logro adicional derivado de la práctica consciente del Tai-chi.

Además de lo anterior, la armonía que se observa en la ejecución de los movimientos del Tai-chi que aparentan ser algo así como un “ballet en cámara lenta” representan un gran potencial, pues en el fondo, todos y cada uno de los movimientos son en realidad una pausada ejecución de diferentes técnicas de defensa personal que a base de repetición son grabadas en el subconsciente dejándonos preparados para poder enfrentar a un oponente en caso de ser atacados; visto el Tai-chi desde ésta perspectiva, uno de sus beneficios es lograr la fe, confianza y seguridad suficientes para identificar al miedo como una sensación controlable desde nuestro manejo mental apoyado por la fuerza espiritual. El miedo siempre existirá y puede estar presente, sólo que aprendemos a que no nos perturbe.

Las raíces etimológicas de Tai-chi-chuan derivan de los siguientes vocablos:

TAI: Deriva del “Tao-Te-Chin” de Lao Tzu, una de las estructuras filosóficas de la cultura china.

CHI: en chino significa ENERGIA interna. Los chinos consideran que el cuerpo es en sí un campo magnético generador de energía.

CHUAN: en chino significa “puño” y representa el uso del tai-chi como una forma de defensa personal.

Para poder practicar el Tai-chi no se requiere de ninguna edad específica; prácticamente cualquier persona entre los 3 y los 100 años es apta para aprender y practicarlo. Tampoco hay algún requisito en cuanto a sexo, religión, peso, características corporales. El único requisito para aprender es la disposición diaria a ser cada día mejor y las ganas de disfrutar plenamente la vida.

Dentro de la práctica del Tai-Chi, es factible profundizar sobre el Tai-chi-chuan, es decir, sobre las técnicas de defensa personal.

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