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Después del vínculo parental, el de pareja es el más profundo en la vida de un ser humano.
Escrito para Fitness por Harry Pereyra Christiansen
A nuestra vida en pareja le depositamos una serie de expectativas (sueños, ilusiones, temores, deseos, etc.) conscientes e inconscientes. La gran proporción de éstas son inconscientes y sólo aparecen en la ‘conciencia’ de los miembros de la pareja cuando surgen los conflictos irresueltos.
Depositamos expectativas tanto en la relación de pareja como en el cónyuge. En el caso de la primera se refiere a las sensaciones y estados afectivos que la relación mutua nos provea. En la segunda se trata específicamente de lo que espero de ella o él en relación a mí.
En ambos tipos de expectativas el papel de nuestra historia emocional individual vivida en la Familia de Origen es fundamental. Más aún, el grado de conciencia que tengo de mi historia, ya que muchos desconocen el impacto emocional de su historia vivida en la Familia de Origen.
Experiencias tempranas de abandono, maltrato físico, maltrato psicológico, duelo, carencias afectivas (falta de muestras y expresiones de afecto por parte de los padres o de quienes estuvieron a cargo de la crianza), etc. Contribuyen a depositar una serie de expectativas irreales tanto en la relación conyugal como en el papel que se espera del cónyuge.
La vida en pareja incluye el surgimiento de conflictos. Estos en sí mismos no son síntoma de disfunción conyugal. La disfunción surge cuando acumulamos conflictos sin haberlos resuelto de forma definitiva. Vayamos un poco más atrás en el surgimiento de estos procesos de la vida en pareja: TODOS al enamorarnos del cónyuge, entramos en un proceso psicológico de Idealización que es necesario para subsistencia de la especie. Sin embargo, en un tiempo aproximado de un año la Idealización cede y da paso a la Realidad de cómo es verdaderamente mi pareja. Éste es un momento decisivo en la vida de la pareja ya que o se desarrolla la capacidad de aceptar la Realidad de cómo es el otro (mi pareja) o se le distorsiona a imponerle, inconscientemente, una imagen más adecuada a las expectativas inconscientes que deseo cubrir.
Lo complejo de distorsionar la percepción de cómo es el cónyuge, es que genera una búsqueda emocional inacabable, puesto que mi pareja no puede reproducir un papel que no tiene (por ejemplo: no puede proporcionarme cuidados paternales, puesto que no es mi padre). Surge así el conflicto imposible de resolver.
Mi pareja no es lo que yo necesito que sea para alcanzar un equilibrio interno. Desequilibrio que muy probablemente proviene de experiencias emocionales tempranas, sumadas a experiencias emocionales de rupturas con parejas previas.
Un ejemplo, para aterrizar ideas abstractas: una mujer con una historia individual de carencias afectivas profundas por parte de su madre, crece con un sentimiento de inseguridad profundamente arraigado, aunque en el exterior de su conducta y comportamiento social se percibe todo lo opuesto. Cuando cede el proceso psicológico de Idealización de su pareja, lo distorsiona, lo convierte (quiero decir lo percibe) en agresivo, egoísta, violento. Esta mujer al llevar a cabo esta distorsión perceptual inconsciente de su pareja obtiene muchas ideas que justifican su pobre involucramiento afectivo con él, de esta manera no se arriesga emocionalmente en implicarse por un miedo inconsciente de volver a ser abandonada.
Pero esta percepción distorsionada de la persona va a inundar de disfunción otras áreas de la vida emocional de la pareja: conflictos en la toma de decisiones, expresión del afecto, expresión de la sexualidad, manejo del dinero; produciéndose un desequilibrio casi global del funcionamiento de la relación conyugal.
Los conflictos de pareja irresueltos son las fuentes primarias de la búsqueda de la separación como una “ÚNICA” alternativa para aliviar el dolor emocional de los cónyuges. Decisión que no siempre es la más indicada ya que lo hacen desconociendo los procesos psicológicos inconscientes que contribuyeron a conformar este estado de disfunción e insatisfacción conyugal.
La asesoría psicológica terapéutica, ya sea en su modalidad de Psicoterapia Individual o Psicoterapia de Pareja son espacios donde las personas pueden desenmarañar el funcionamiento de sus procesos psicológicos inconscientes.