Nutrición
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La mala higiene al preparar o ingerir alimentos ayuda a que prolifere la enfermedad.
Escrito para Fitness por Ana Cecilia Becerril
La frecuencia mundial de las distintas parasitosis intestinales es alta, en especial en zonas geográficas donde las condiciones ecológicas favorecen la persistencia de los parásitos, además de las características socioeconómicas poblaciones como la pobreza, la ignorancia y la deficiente infraestructura; factores que comparten los países en vías de desarrollo y que, lamentablemente, en América Latina no han presentado modificaciones importantes en los últimos 50 años.
En la República Mexicana, las parasitosis intestinales son una de las principales causas de morbilidad. Se calcula que las infecciones intestinales, en donde se incluyen las enteroparasitosis, producen la pérdida de aproximadamente 1.6 millones de años de vida potencial. Sin embargo, debido a la diversidad climática, socioeconómica y de infraestructura del país, no es posible extrapolar los datos de frecuencia general a cualquiera de las regiones de la República Mexicana; no obstante, las cifras reportadas sirven como marco de referencia para iniciar cualquier actividad tendiente a promover la salud; por lo que es necesario contar con un mayor número de estudios confiables que reflejen el problema real de las parasitosis intestinales en nuestro medio.
En el Distrito Federal convergen individuos de diferentes culturas: urbana, suburbana y rural, así como de distintos estratos socioeconómicos, situación que trae como consecuencia diferencias extremas en las condiciones de vida de la población, lo que favorece la existencia de enteroparasitosis.
Día a día, todos los agentes vivos modifican no sólo sus propiedades metabólicas, sino además sus condiciones adaptativas y gracias a ello pueden ir acordes y sobrevivir con el diario estilo de vida a que están expuestos; este fenómeno no sólo ocurre con el género humano; también los parásitos y otros microorganismos tienen que adaptarse a su medio ambiente, lo que origina una continua modificación de la epidemiología de las enfermedades infecciosas y parasitarias, a pesar de las interminables luchas para combatir y prevenir estos males.
El estudio de las enfermedades parasitarias, toma por tanto especial interés por ser consideradas un grave problema de salud pública, dado que estos padecimientos, no sólo son frecuentes como infección y como enfermedad, sino que en ocasiones provocan la muerte o dejan complicaciones y secuelas; además el daño referente en el área social y económica no sólo del individuo que la padece, sino en lo familiar e institucional, así como en la productividad del desarrollo social.
La presencia de parásitos, organismos que viven a expensas de otros seres vivos, ocasiona graves daños a la salud, tales como: anemia, desnutrición, enfermedades del estómago, intestino y colon. Aunque la gran mayoría de las personas piensan que las parasitosis afectan únicamente el aparato digestivo, esto no es así, porque los parásitos alteran gran cantidad de tejidos y órganos del cuerpo humano.
Estos parásitos causan molestias como dolor de estómago, diarreas y sangrados, así como debilidad por mucho tiempo e impiden el crecimiento y desarrollo de los niños en forma adecuada. Y en los adultos en ocasiones se confunden con gastritis, colitis, intolerancia a algunos alimentos, estreñimiento, colon irritable, etc.
Estos parásitos se encuentran, generalmente, en la materia fecal humana, que al contaminar el agua, suelo y otros objetos que entran en contacto con alimentos, provoca que se reinicie otro ciclo de contagio entre las personas.
Existe una enorme variedad de parásitos que se alojan y desarrollan en el cuerpo humano, sobre todo en el pelo, la piel y la vía digestiva, particularmente en los intestinos, impidiendo la absorción de nutrimentos que deberían ser aprovechados por el ser humano para su adecuado crecimiento y desarrollo y para conservar la salud.
Además, cuando una persona que tiene parásitos no se lava las manos antes de comer, después de ir al baño o para preparar alimentos, perpetúa la transmisión y el contagio a otras personas.
El médico general debe conocer todas las clases de parasitosis que existen, para poder identificar cuando un órgano o tejido presenta alguna patología de este tipo.
Entre los más frecuentes están:
Protozoarios microscópicos, como: las amibas, la giardia y el cristosporidium.
Metazoarios, que son gusanos o helmintos como: los oxiuros, ascaris, tenias o solitarias, tricocéfalo, ancylostoma, necator, estrongiloides y toxocaras entre otros.
La parasitosis es una enfermedad cosmopolita, ya que se presenta en cualquier región. La falta de higiene, principalmente en las viviendas, y los malos hábitos alimenticios permiten la proliferación de estos organismos y que afecten a los integrantes de la familia.
Los parásitos más frecuentes en México son: La giardia lambia, la entomoeba histolitica, los tricocéfalos, los enterovius vermiculares (oxiurious) los áscaris lumbricoides, la uncinaria, las taenias solium y saginata, las taenias enanas, el estrongiloides esterocalis y el balantidium coli, blastosistis hominis. Las condiciones de contaminación, la falta de cultura de algunas personas, el hacinamiento, el agua contaminada, los vectores como las moscas son factores que ocasionan la alta prevalecía.
El tratamiento utilizado contra estos parásitos son metronidazol, albendazol, mebendazol, nitazoxanida, tinidazol y secnidazol, entre otros.
La eficacia que han demostrado los fármacos anteriores depende del parásito intestinal que se requiere eliminar y de la dosis utilizada, algunos estudios experimentales realizados en México reportan que oscila entre 80 y 95%.
Es necesario tomar en cuenta que algunos fármacos producen efectos colaterales como dolor abdominal, náusea, vómito y alteraciones del gusto, sobre todo cuando se emplean por más de 48 horas.
Es por eso que debe ser el médico el que te solicite un estudio de laboratorio para determinar el tipo de parásito que tienes y te pueda recetar el medicamento indicado y así evitar que los parásitos se vayan haciendo más resistentes a los medicamentos y evitar que evolucionen.
En México existe el programa nacional de salud que ofrece la desparasitación preventiva dos veces al año. Acude a tu unidad de salud para mayores informes.